domingo, 15 de mayo de 2011


Desperté un poco inquieto, sentí el sudor y la tensión,
un sueño que ya es conocido, como figurita repetida.
Levantarme y no sentir tiempo ni espacio, un instante
en el que el subconsciente me tendió una trampa
de esas que seducen, conmueven, pero solo son una ilusión.
Un delirio intangible que solo explicarías con recuerdos
(quien sabe cuantos, quien sabe como).
Cuando las letras son redundantes y las palabras inútiles.
Tres minutos de quietud total en el que el mundo se congeló,
y volvió ingenuo. Una voz gritó mi nombre y reaccioné
sobresaltado, alguien había recordado el valor del hoy.
Un latir exagerado que me despierta y conduce hacia la decepción.
Un pernoctar en mi propio cuarto.



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