martes, 24 de enero de 2012

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lunes, 16 de enero de 2012



Buscaba señal en la terraza mas alta de mi casa.
Diecisiete escalones me separaban de la meta
inconclusa, sutilmente vigilada arrogante y magnética.
Cada paso retumbaba en los oídos
de los que tienen miedo a llegar,
pero yo suelo sentir vértigo.
Buscaba retorno en mi celular sacudiéndolo
como una luciérnaga en celo invadiendo el aire,
cortándolo con un filo seco,
proyectando la circulación hacia mis palmas.
En esos momentos no tengo noción.
Cometo actos instintivos; puteo, reniego, y mantengo
movimientos espasmódicos difíciles de interpretar.
Es que simplemente no tengo ganas de ser racional
no me interesa la lógica, no me interesa lo absurdo,
solo quiero una solución.
Y en lugar de ella me encontré con mi fiel espectador
inmutable, frígido, casi congelado,
no emitió sonido ni reacción
solo se limitó a contemplar la escena.
Yo lo seguí y me acosté a un lado
le eche una mirada fija, y aunque no obtuve
otra de vuelta pude retener más allá de mis globos oculares
la luz que se reflejaba en sus bigotes,
como un eslabón más en el fenómeno
que empieza en otro lugar y no en la luna.