domingo, 26 de junio de 2011

Es raro cuando un pensamiento, una mínima motivación se convierte en objeto de redundancia al punto de punzarte en cualquier momento y lugar. Un chapuson instantáneo inmerso en cóncavas conclusiones e hipótesis desacertadas que a veces marean y dirígien hacia la nada jugando a ser un boomerang. Nunca sabes a ciencia exacta si lo que planteas esta bien o mal, o si el solo hecho de preguntártelo es indebido o sumamente vital, solo podes indagar en cuan involucrado estas con esa duda. ¿Es realmente necesario, o simplemente es una apología a la auto superación? A que punto todo es tan ficticio que no podes concluir ninguna idea?. Ser protagonista de tu propio dilema, olvidarte por completo de la insuficiencia del y enfocarte en la omnipresencia del resto. Siempre va a estar esa angustia, como un fantasma poco amigable. De día, de noche, en cualquier momento y lugar emerge repentinamente. ¿Hasta que punto estas dispuesto a elegir un camino?.
Todos estamos muy susceptibles, aunque maquillemos las muecas con make-up y modernidades, aunque hablemos de cultos y banalidades. Nuestros relatos están vacios y se nota a distancia. El brillo y la purpurina se opacan con los escasos puntos de encuentro y desequilibrio emocional.
¿Qué es lo que nos afecta tanto?. Ser un cliché en la lírica y la metáfora para enredarse en manías tristes de madrugada.

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